¿Has decidido poner tu inmueble en alquiler? Esta es una gran opción, aunque debes tener en cuenta que existen diferentes tipos de alquiler para saber cuál es el que más te conviene o se adapta a tus necesidades.
Para que elijas correctamente, a continuación te contamos cuáles son los diferentes tipos de alquiler que existen y en qué se caracterizan.
¿Cuáles son los diferentes tipos de alquiler que existen?
Si tomamos en cuenta los contratos de alquiler, los tipos de alquiler que existen son tres: contrato de arrendamiento de vivienda para residencia habitual, contrato de arrendamiento para vivienda de temporada y alquiler de vivienda para uso turístico.
Estos son los tipos de contratos, pero dentro de ellos nos encontramos con diferentes modalidades de alquiler. Estas son las principales.
Alquiler social
El alquiler social es una de las opciones más demandadas. Su objetivo es permitir que una persona pueda optar a un piso de alquiler a un precio asequible según su renta.
Así, el alquiler social es un tipo de alquiler subvencionado y ofrecido por organismos públicos y empresas privadas. Suele estar dirigido a personas y familias en riesgo de exclusión.
Para optar por el alquiler social se deben cumplir una serie de requisitos y, al ser muy solicitado, no es fácil acceder a él.
Vivienda compartida
Otra de las opciones más demandadas, sobre todo para personas jóvenes y estudiantes. El alquiler compartido permite que diferentes personas —que se conocen entre sí o no— compartan un piso para conseguir la independencia y compartir los gastos del piso, de forma que éste es más accesible.
Para realizar un contrato de alquiler compartido se deben incluir varios puntos fundamentales, como la habitación que va a ocupar cada inquilino, el precio —variable por cada habitación— y la forma de pago, así como la duración del contrato. También se pueden añadir los servicios incluidos, como Internet, gas o derecho a la cocina. En este contrato también se puede establecer si el pago de estos gastos será igualitario o proporcional.
Subarrendamiento
El subarrendamiento de una vivienda es un contrato de cesión del uso de la misma por parte del inquilino que la tiene alquilada a otra persona, que es el subarrendatario. Éste se convierte en el inquilino del inquilino, por lo que el arrendatario inicial se convierte en el arrendador de un nuevo inquilino.
Para que pueda existir un subarrendamiento o subarriendo es requisito imprescindible el consentimiento por escrito del propietario. Este consentimiento puede fijarse inicialmente en el contrato de alquiler o bien posteriormente; recuerda que el arrendatario sólo puede subarrendar la vivienda si dispone de ese permiso del arrendador por escrito y con carácter previo.
Alquiler de renta antigua
Aunque ya no son tan comunes, siguen existiendo los alquileres de renta antigua. Este tipo de alquiler cuenta con un contrato firmado antes del 9 de mayo de 1985 y se rige por la la Ley de Arrendamientos Urbanos de 1964.
Los inquilinos de un piso de alquiler de renta antigua pagan rentas bajas que se actualizan únicamente con la subida del IPC. Asimismo, estos inquilinos están amparados por el derecho de prórroga indefinida, gracias al cual pueden seguir en el piso durante toda su vida pagando poco dinero por el alquiler.
Eso sí: si el inquilino no paga el alquiler, hace obras sin permiso o daña el inmueble de forma intencionada, el propietario puede desalojarlo. El propietario del piso también puede finalizar el contrato si el inquilino no vive en el piso durante más de seis meses o realiza un subarrendamiento sin autorización.
Alquiler por temporada
También conocido como alquiler vacacional o alquiler por días, el alquiler por temporada, se trata de un tipo de alquiler que ha ganado muchos adeptos en los últimos años. Este tipo de alquiler permite arrendar una propiedad durante una cantidad de días delimitada, o durante un periodo estival.
No existe una norma única que regule el alquiler de viviendas vacacionales, igual que no existe un criterio único sobre las licencias de apartamentos turísticos, lo que genera que haya diferencias notables según la comunidad donde se encuentre la vivienda.
Alquiler con opción a compra
El alquiler con opción a compra ha ido ganando fuerza, ya que es una fórmula para la que no es necesario pagar una entrada, algo habitual al comprar un piso. A grandes rasgos, el alquiler con opción a compra permite que el inquilino que alquila el piso pueda comprarlo a futuro.
El contrato de alquiler con opción a compra tiene una duración de cinco años y en él se indica la opción de que los inquilinos comprarán el piso en un futuro. Asimismo, se fija el precio que se pagará por el piso. Pasado el tiempo acordado, si el inquilino no quiere comprar el piso, no está obligado a ello; si lo quiere comprar, se le descuenta del valor total del inmueble un porcentaje o la totalidad de lo que haya pagado como alquiler.
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